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Labranza Conservacionista I - Ing. Guillermo Studdert Facultad de Ciencias Agrarias - UIB EEA INTA Balcarce
Internacionalmente se ha aceptado el criterio del ex-Servicio de Conservación de Suelos de los EEUU que ha definido al sistema de labranzas conservacionistas como todo aquel conjunto de operaciones de laboreo que, luego de la siembra del cultivo, ha dejado hasta un treinta por ciento del suelo cubierto por rastrojo. En general, tendríamos que hablar de tres grupos de sistemas de labranza que se entienden como conservacionistas: labranza reducida, labranza mínima y labranza cero (o siembra directa). Las tres posibilidades se encontrarían comprendidas en la definición de labranza conservacionista si dejaran aquella proporción del suelo cubierto por residuos de cosecha. La primera, la labranza reducida, es la reducción del número de operaciones de laboreo respecto a la labranza convencional. De esta manera, es probable que quede una determinada cantidad de rastrojo sobre la superficie. Por definición labranza mínima es el mínimo laboreo indispensable para lograr una correcta implantación del cultivo. El caso más extremo de labranza mínima es la siembra directa o la labranza cero, es decir, sembrar directamente sin remover el suelo. Las ventajas fundamentales de los sistemas de labranza conservacionista se asocian a que deja cierta cantidad de rastrojo sobre la superficie. Asimismo la magnitud de tales beneficios es proporcional al grado de cobertura y al espesor de la cubierta de rastrojos. En primer lugar, la presencia del rastrojo ejerce una protección directa al suelo de la erosión. Esto es bastante importante en nuestra zona que tiene suelos en pendiente y, en algunas épocas del año, recibe precipitaciones de alta intensidad. Otra ventaja es que la cobertura con rastrojos sobre la superficie establece una barrera que provoca una reducción de la tasa a la que el agua se evapora desde el suelo. Cuanto más rastrojo haya y cuanto menos se haya movido el suelo, mejor conservación del agua tendremos haciendo que la oportunidad de siembra sea mejor, ya que no habría que esperar que llueva para sembrar. En general, uno puede sembrar cuando quiere sembrar. Asimismo se conserva mejor la reserva de agua del suelo para que sea aprovechada por el cultivo, especialmente en los períodos críticos. Por otro lado, al haber menos o ninguna operación de laboreo, hay menos mineralización de materia orgánica lo que, junto con la reducción del consumo de combustible, hace que se emita menos dióxido de carbono a la atmósfera contribuyendo a la reducción del efecto invernadero. El dióxido de carbono es uno de los gases que producen tal efecto y cualquier práctica que se pueda hacer para reducir su emisión contribuirá a controlar el calentamiento global de la atmósfera de la Tierra. Resumiendo, las ventajas fundamentales de las labranzas conservacionistas son: * el control de la evaporación del agua * el control de la erosión * la reducción de la pérdida de materia orgánica y de la emisión de dióxido de carbono. Si sabemos que un suelo puede estar en riesgo de ser erosionado, la recomendación es emplear algún sistema de labranza que deje rastrojo en superficie y que reduzca al mínimo posible el movimiento de suelo. No obstante, la labranza conservacionista también tiene algunas desventajas. Por ejemplo, la liberación del nitrógeno por parte del suelo es menor ya que no hay una ruptura tan intensa de los agregados, ni una exposición al aire de la materia orgánica tan marcada, con lo que se ve reducida la tasa de mineralización del nitrógeno reservado en el suelo. Por otro lado, el hecho de que los rastrojos no estén completamente incorporados en el suelo, hace que las tasas de su descomposición sean más bajas y que el efecto de inmovilización del nitrógeno se mantenga con una relativamente elevada magnitud por más tiempo. El proceso de inmovilización es aquél provocado por los microorganismos encargados de descomponer los residuos que, para poder cumplir con su función, toman el nitrógeno del suelo que debería estar disponible para las plantas. La consecuencia del efecto de las labranzas conservacionistas sobre estos dos procesos es que habrá menos nitrógeno disponible para los cultivos y, en general, habrá que aplicar mayor cantidad de fertilizante. La presencia de rastrojo puede reducir también la efectividad del control de algunas malezas. Esto se puede evitar o reducir si se hace un control integral de malezas en el sistema y no sólo en el cultivo. Asimismo, el ambiente generado por los rastrojos en superficie puede ser favorable para la perduración de algunas plagas, tanto animales como patógenas, que podrían transformarse en un problema para el cultivo. El caso más típico es el de las babosas, ya que pueden sobrevivir en el ambiente húmedo que les presenta el rastrojo en la superficie del suelo, transformándose muchas veces en un inconveniente. Otro problema asociado a la presencia de rastrojo en superficie es que, en general ocurre un menor calentamiento del suelo y, por lo tanto, puede provocar algunos problemas en la implantación y desarrollo inicial de algunos cultivos. Esto es fácilmente solucionable apartando los rastrojos de la línea de siembra del cultivo (por ejemplo con barrerrastrojos), con lo cual se logra un mayor calentamiento de ese sector y no se pierden las ventajas de tener el suelo cubierto por residuos. También hay que tener en cuenta que el uso continuado de la siembra directa puede provocar algunos problemas de compactación. Al transitar sobre el suelo con las máquinas que se utilicen, desde la pulverizadora, pasando por la sembradora y la fertilizadora y hasta la cosecha (cosechadora, carritos, etc.) y el suelo no ser removido o serlo con menos intensidad, se puede generar una densificación del suelo. No obstante, hay que decir que este fenómeno todavía no se ha producido con intensidad preocupante en nuestros suelos. Entonces, si bien es una desventaja de la siembra directa que se menciona en la literatura nacional e internacional, aún no es común verlo en nuestros suelos. De todas maneras, este efecto se reduce tratando de transitar en las condiciones más adecuadas para provocar la menor compactación posible, o sea, con máquinas no demasiado pesadas y, en lo posible, cuando el suelo no esté excesivamente húmedo. Las labranzas conservacionistas tienen ventajas que hacen directamente a la integridad del recurso suelo, como son la protección contra la erosión y la preservación y mejoramiento de su materia orgánica. Esto hace que las labranzas conservacionistas deban ser tenidas en cuenta siempre. La prioridad debe ser proteger el suelo y con las labranzas conservacionistas esto se logra sin demasiados esfuerzos. Además, su utilización mejora la economía del agua en el sistema, lo que hace que su utilización sea altamente recomendable, especialmente para cultivos cuyo ciclo coincida con posibles períodos de déficit hídrico. Las técnicas o métodos para reducir los efectos de las desventajas de las labranzas conservacionistas están disponibles y no sería problema evitarlos o reducir su incidencia. No obstante, no debe olvidarse que las decisiones de manejo dependen, en primer lugar, del ambiente en que se va a trabajar y del riesgo que se pueda correr de afectar al suelo y al ambiente. Si los ambientes son estables y con menor susceptibilidad a la degradación, la flexibilidad en cuanto a las prácticas de manejo a aplicar, será mayor. Caso contrario, habrá que utilizar sólo aquellas prácticas que por sí mismas garanticen la preservación del recurso, tal como la labranzas conservacionistas.

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Labranza Conservacionista II - Ing. Guillermo Studdert Facultad de Ciencias Agrarias - UIB EEA INTA Balcarce
¿Por qué algunos productores siguen utilizando la labranza convencional? Por definición la labranza tradicional o convencional es la labranza que se hace tradicionalmente, en una determinada zona para un determinado cultivo. En general se asocia al término labranza convencional con la realización de laboreos agresivos que, mal utilizados por plazos no demasiado prolongados, pueden afectar la integridad del suelo, especialmente en suelos de baja estabilidad y/o con pendiente. Por lo general, esto se maneja o se decide con mucho de costumbre o de tradición. De todas maneras, el laboreo convencional es una buena forma de lograr algunos objetivos de manejo, como por ejemplo control de malezas, control de algunas plagas y la mineralización de algunos nutrientes, básicamente nitrógeno que en nuestra zona es un nutriente deficitario a pesar del tipo de suelo rico en materia orgánica que tenemos. Cuando ejercemos una labranza agresiva sobre el suelo incorporamos los rastrojos y agilizamos su descomposición y la mineralización de la materia orgánica con la consecuente liberación de nitrógeno, otros nutrientes importantes y, también, de dióxido de carbono, que es uno de los gases responsables del efecto invernadero. El fundamento por el que los primeros agricultores empezaron a laborear el suelo, fue crear un ambiente de suelo adecuado para el crecimiento de los cultivos iniciando por crear una cama adecuada para colocar la semilla bien en contacto con el suelo para que germinara rápida y uniformemente. Quizás por un exceso de celo, se refina demasiado el suelo, pero no es necesario. Se puede lograr un buen contacto de la semilla con el suelo aunque tenga cierto nivel de cascotes, de partículas grandes, entendiendo por tales aquéllas que son más grandes que la semilla. Entonces, las ventajas fundamentales de la labranza convencional serían: * Control de malezas. * Liberación de nutrientes. * Control de algunas plagas. * Garantizar una rápida y uniforme emergencia del cultivo ¿Cómo se ve afectada el agua contenida en el perfil del suelo con la labranza convencional? Este es uno de los problemas de la labranza convencional o de cualquier laboreo que signifique un movimiento de suelo. Al remover el suelo no sólo se expone a la materia orgánica para que se mineralice sino que también deja expuesta el agua retenida en los poros para que se evapore. Laboreos sucesivos exponen al suelo a que siga evaporando su agua y es un problema. Desde el punto de vista de nuestra zona, el sudeste de la provincia de Buenos Aires, hay altas probabilidades de que al momento de la siembra del trigo el suelo esté cargado de agua, independientemente del laboreo que se haya hecho. No obstante, sí puede suceder que a pesar de que el perfil del suelo esté con su capacidad colmada; la capa superficial, donde se tiene que sembrar, esté seca, haciendo necesario esperar el rehumedecimiento para poder hacerlo. De todas maneras cuando se siembra el trigo en julio-agosto, que es lo más común, por lo general, no hay problemas de este tipo. Pero en años secos, los primeros 5 a 10 centímetros pueden secarse demasiado y la semilla tener problemas de imbibición y, con ello, de germinación despareja dando como resultado una implantación deficiente y aumentando la posibilidad de incidencia de enfermedades y plagas. Otro de los problemas de las labranzas que dejan el suelo desnudo, como la convencional, es cuando llueve con cierta intensidad. Esta lluvia se asocia a gotas muy grandes, cargadas de mucha energía que tienen la capacidad de romper los agregados del suelo y, por lo tanto, de producir planchado y reducir el ingreso de agua al suelo. ¿Qué es el planchado? El planchado se produce cuando las partículas resultantes de la rotura de los agregados del suelo tienden a tapar los poros sellándolos y formando una costra cuando se seca. A su vez si el suelo está en pendiente y no está con condiciones de absorber toda el agua que cae, ésta comienza a correr por la superficie, arrastrando las partículas desprendidas. Este es el fenómeno de erosión hídrica que es un problema bastante generalizado en el sudeste bonaerense. Es un problema muy serio porque se pierde el suelo más fértil y con ello muchas de sus propiedades. ¿Cómo afecta la labranza agresiva a la materia orgánica del suelo? Lo que se hace con el laboreo es simplemente romper los agregados del suelo, exponer materia orgánica, aumentar la oxigenación del sistema, y aumentar la actividad biológica. El tema del carbono, que es la materia orgánica del suelo, es una cuestión de balance entre lo que se mineraliza, que es una buena parte de lo que se pierde además de lo que se va por erosión, y lo que se gana a través de los residuos vegetales que vuelven al suelo. Esto depende de la historia del lote, qué cultivos hubo, cuál fue su rendimiento, ya que esto condiciona la cantidad de rastrojo, y también de qué se hizo con el rastrojo, si se pastoreó, se enrolló o enfardó, o si se incorporó o no. Si nosotros provocamos mineralización intensa y no reponemos una cantidad acorde de materiales vegetales, nuestro balance será negativo y estaremos perdiendo materia orgánica. Eso es lo que ocurre en general con la labranza convencional. Si no se hace un manejo adecuado, ¿cuáles son las consecuencias de la pérdida de materia orgánica? La materia orgánica es uno de los factores clave en el manejo del suelo ya que es la encargada de un gran número de funciones en el suelo. Es el sustrato de los microorganismos que viven en el suelo, el alimento natural. Ellos hacen las transformaciones en el suelo cuyo producto luego aprovecha la planta. También tiene la función de mantener la estructura física del suelo. Si el suelo pierde materia orgánica, pierde su capacidad de resistir los cambios provocados por el uso. Los agregados se hacen más débiles. Los poros tienden a ser más chicos o directamente a perderse, limitando el intercambio de gases y el pasaje del agua y retención de agua. La materia orgánica es el reservorio de nitrógeno en el suelo, si disminuye el contenido de materia orgánica se reduce la capacidad del suelo de aportar nitrógeno a los cultivos. Algo similar ocurre con otros nutrientes (p.ej. fósforo, azufre). Además de todo eso, en las últimas décadas, se está dando importancia al manejo de suelo en cuanto a su posibilidad de influir en lo que se denomina secuestro de carbono. Todos sabemos que el dióxido de carbono es uno de los gases que provocan el efecto invernadero. Cuando se mineraliza la materia orgánica o se descomponen los residuos se elimina a la atmósfera una gran cantidad de ese gas. Si a través de manejo podemos fijar materia orgánica al suelo en lugar de mineralizarla tan activamente, estaríamos reduciendo una buena parte del dióxido de carbono que surge del suelo hacia la atmósfera. Sería una contribución de la agricultura hacia el ambiente. Con la labranza convencional este logro se hace un poco dífícil. La labranza convencional tiene otro inconveniente que es el consumo de combustibles fósiles que también contribuye al efecto invernadero. Menos labranzas significa menor utilización de combustibles y, por lo tanto, menor emisión de gases hacia la atmósfera. Mantener la materia orgánica es un objetivo importante en un sistema de producción. ¿Hay alguna manera de minimizar los inconvenientes que provoca el uso de la labranza convencional? El punto de partida para toda decisión de manejo de suelo es conocer sobre qué suelo uno va a empezar a trabajar. Conocer el suelo no sólo significa conocer las características propias del suelo sino también en qué posición del paisaje está ubicado. Entonces, una forma de mejorar el uso de las labranzas es discriminar en qué suelo y en qué época del año se la va a emplear dependiendo de los efectos que se espera produzca y de las características del ambiente. Si estamos trabajando sobre suelos de bajo contenido de materia orgánica, con textura arenosa o tendiendo a ser arenosa sería recomendable no emplear labranza convencional. Por otro lado, no debería utilizarse labranza convencional en las épocas del año en que las lluvias son potencialmente erosivas y, por supuesto, tampoco en los sectores donde el suelo esté en pendiente. La recomendación para reducir los efectos de la labranza convencional es hacer la menor cantidad de operaciones que sea posible o indispensable. Hacer las operaciones de laboreo en las condiciones óptimas de suelo para cada tipo de labor, ni demasiado seco ni demasiado húmedo, ni a demasiada velocidad ni a demasiada profundidad. Cada operación con la agresividad más adecuada para la humedad que tenga, con la velocidad de trabajo que corresponda y con el menor número de pasadas posible. Sólo lo que sea estrictamente necesario. Esto significa, que podamos colocar la semilla en camas de siembra que no necesariamente tienen que estar hechas un polvo, que pueden tener cierto grado de cascotes, combinando esto con la sembradora que se va a utilizar. No todas las sembradoras hacen bien su trabajo cuando el suelo está algo "cascotudo". Si el productor o el contratista no cuentan con máquinas sembradoras que trabajen bien esas condiciones, habrá que hacer otro tipo de laboreo para reducir aún más el tamaño de partícula y permitir una buena siembra, aunque, sabemos, se incrementan los riesgos de dañar al suelo. Todas las decisiones de manejo tienen que tener en cuenta al sistema de manera integral. En concepto general cuanto menos operaciones se hagan, menos efectos negativos en el sistema vamos a tener. Resumiendo, para mejorar lo que llamamos labranza convencional tendríamos que, primero, tomar la decisión en función del ambiente y la época del año en que lo vamos a hacer y, segundo, pensar en hacer la menor cantidad posible de pasadas de máquinas, con la humedad del suelo y la velocidad de trabajo adecuadas. El objetivo fundamental es lograr el cultivo con el menor daño posible al suelo y reponiendo todo lo que sea necesario.

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* Forestación: Tecnología de cultivo y posibilidades de mercado Ing. Agr. Carlos Esparrach - EEA INTA Balcarce
Hay muchas especies para forestar, sobre todo en la región pampeana. La más importante es el eucalipto de madera blanca, eucalipto globulus; eucalipto vivinalis y eucalipto duni. También se pueden implantar álamos, y en la zona serrana y dunícola, pinos. Pero estamos en la región Sudeste de la provincia de Buenos Aires, y precisamente en el triángulo que forman las ciudades de Necochea, Mar del Plata y Balcarce. Esta zona impone una especie, el eucalipto globulus subespecie globulus que es la que se está exportando actualmente desde Necochea a Japón y Europa. Este eucalipto es utilizado en forma de chips para hacer celulosa, con la que se logra papel de alta calidad. Las condiciones agroecológicas hacen que esta especie esté presente hasta la ciudad de Buenos Aires hacia el Norte, pero el árbol no crece bien, no está cómodo y por eso retuerce su madera. El clima es el factor fundamental para determinar las condiciones de crecimiento más apropiadas. Necesita veranos frescos, las temperaturas medias de Enero tienen que estar comprendidas entre los 19 y 21 grados centígrados. El eucalipto globulus tiene 4 subespecies: globulus, maidenis, viscostata y seudoglobulus, estas últimas 3 subespecies presentan condiciones para adaptarse a climas más continentales ya que soportan veranos más calurosos e inviernos más rigurosos. El INTA está haciendo una red de ensayos probando orígenes de especies y subespecies de eucalipto globulus para encontrar la que mejor se adapte a cada zona. Si nos referimos a las posibilidades del mercado podemos decir que, para la región sudeste de la provincia de Buenos Aires con el eucalipto globulus, es la exportación de rollizos y chips de madera a través del puerto de Necochea. Para ello hay dos empresas que están trabajando, exportando rollos a Europa ó chips de madera a Japón. Tenemos que tener presente que existe un subsidio forestal que otorga la nación, a través de la Secretaría de Agricultura, que es de aproximadamente 140,00 $ por hectárea forestada y lo paga al año y medio ó dos años de realizada la forestación. Por parte de la provincia de Buenos Aires hay un plan de incentivo a la forestación, a través del Ministerio de Asuntos Agrarios, otorgando al productor el plantín sin costo. Con esto se está favoreciendo el desarrollo de la forestación, ya que entre la nación y la provincia cubren entre el 70 y 80 % del costo de la implantación de un cultivo forestal. Una hectárea de eucalipto globulus puede rendir entre 350 y 400 toneladas, y en monte en pie se paga entre 10 y 12 dólares la tonelada. Una vez hechos los números hay que ver si al productor le resulta rentable, destinando los suelos que le parezcan aceptables, sin competir con otras actividades tradicionales dentro del establecimiento.

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* Producciones Ecológicas - Ing. Agr. Pedro Gómez - EEA INTA Balcarce
El tema de las producciones ecológicas no está ampliamente difundido. Todavía hay una cantidad de productores y consumidores que no tienen una información acabada de este tema. Esto dificulta el desarrollo de este sector en nuestro país y a nivel mundial, produce otras connotaciones. Conviene aclarar que la palabra orgánico, ecológico o biológico, son sinónimos en el país y en el mundo. Esto está respaldado legalmente y es bueno que lo sepa el productor y principalmente el consumidor porque cuando se enfrenta con productos en la góndola pueden estar identificados por alguna de estas tres palabras ecológico, biológico u orgánico. Todo este enfoque de producción está respaldado por la certificación que le da garantía al consumidor de que lo que está comprando y pagando es realmente lo que es, un producto orgánico, que se verifica e inspecciona desde su fase primaria hasta su fase final de producción. Para dar un ejemplo: si estamos hablando de carne orgánica o ecológica y nosotros encontramos en una góndola un corte de carne, la certificación nos está garantizando que proviene de un determinado rodeo de cría que ha sido manejado bajo las normas de producciones orgánicas, que luego fue engordado en un sistema de engorde que también excluye el uso de hormonas o antibióticos o agroquímicos en las pasturas, etc. Toda esa garantía es la que se le da al consumidor con la certificación. Con respecto a este tema el INTA se posicionó a comienzos de la década del noventa. Para que se tenga una referencia, la Argentina tiene sus normativas de producción orgánica de productos de origen vegetal, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, desde el año 1992. Con respecto a las normativas de producciones ecológicas de origen animal, las mismas son del año 1993. El INTA, a comienzos de la década, empezó a trabajar en un proyecto nacional de producción de alimentos ecológicos, y trabajamos fundamentalmente en la parte de carne ecológica y de tambo (producción de leche ecológica), que culminó con la producción de quesos ecológicos. A medida que pasó el tiempo, el INTA hizo la experiencia de comercialización. Fue la primera experiencia de comercialización a nivel de supermercado de carne ecológica. Experiencia que constituyó un antecedente muy importante para la empresa privada. En la actualidad estamos trabajando en la parte de horticultura, cebolla orgánica, miel, etc., estamos abriendo el espectro de las principales producciones que son demandas a nivel internacional. No solamente se estudia la parte biológica, sino también la parte económica y cuáles son los beneficios, fundamentalmente, para el productor. A nivel internacional se pagan sobreprecios por los productos orgánicos, que en algunos casos llegan a ser bastante altos, se trata de que el beneficio se traslade a toda la cadena de la producción orgánica y fundamentalmente llegue al bolsillo del productor. En el caso de carne ecológica, el INTA está trabajando como generador de tecnologías pero también está trabajando como productor. En General Villegas tenemos un campo bajo certificación orgánica en donde producimos carne y girasol confitero ecológico vendiéndolo como cualquier producto a través de la cooperadora. Los beneficios que estamos recibiendo por tener todo el sistema certificado son realmente significativos y muy favorables visto desde el punto de vista económico. También estamos trabajando desde hace varios años en hortalizas, que es un rubro muy fuerte, y con la intención de incorporar otras producciones a nivel regional se está investigando la posibilidad de incorporar los cítricos, el algodón en el Norte, en la Patagonia está tomando importancia el tema de ovinos para carne y lana orgánica, en la zona de Cuyo el vino orgánico, porque se dan en la Argentina condiciones favorables para este tipo de producción. Esto hace que haya hacia el INTA una demanda de generación de tecnología para hacer viable este tipo de producción. A nivel mundial este tema sigue creciendo a una tasa constante y sostenida entre un 20 a 25% anual, es decir que es el sector de la producción que crece a mayor tasa en el mundo, y que no es igualado prácticamente por ningún sector de los alimentos. Lo que se ve es el crecimiento de la demanda sobre todo de los países de la Unión Europea, Estados Unidos y el Sudeste Asiático que no logran el autoabastecimiento. Ahí surge una oportunidad para países como el nuestro que tiene gran capacidad para la producción de alimentos orgánicos. A nivel mundial y también en la Argentina, este tipo de producciones está dirigida a la pequeña y mediana empresa agropecuaria y agroindustrial porque significa una producción artesanal, con un control más personalizado. Estos sistemas revalorizan la mano de obra en el campo, cosa que es muy importante en estos momentos en que por lo general la tecnología expulsa mano de obra. Aquel productor que esté interesado en este tipo de producción tiene varias formas de recabar mayor información: Una es a través del INTA para lograr el primer nivel de información de cuáles son los canales para resolver su problema. Otra de las formas es interiorizarse de cuáles son los organismos que certifican en la Argentina. Ponerse en contacto con las certificadoras y de esta forma explorar esta posibilidad directamente con quienes van a certificar todos los sistemas y los procesos que hacen a las producciones orgánicas.

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* Importancia del curado de la semilla antes de la siembra - Ing. Agr. Jorge Mantecón - INTA EEA Balcarce
P- ¿Qué importancia tiene el curado de la semilla antes de la siembra? R-El curado de la semilla, antes de la siembra, es una práctica muy importante, porque es el primer paso para obtener un buen stand de plantas en el cultivo que vamos a implantar y, fundamentalmente para eliminar los posibles patógenos que tengan las semillas. El curado de la semilla permite eliminar los patógenos y prevenir las posibles enfermedades que provengan del suelo, lugar en el que depositamos la semilla.
P- ¿Cómo actúan los fungicidas para proteger la semilla? R- Este tema es importante. Nosotros podemos dividir los fungicidas en dos tipos: Fungicidas sistémicos y los no sistémicos o de contacto. Los fungicidas sistémicos no se absorben dentro de la semilla, cuando la semilla es tratada, pero si cuando el proceso de germinación ha comenzado, los primeros tegumentos absorben el producto y el fungicida se dispersa por toda esa pequeña plántula controlando los patógenos. Los fungicidas de contacto no se absorben dentro de la semilla y quedan solamente en la superficie. Para ambos casos, una parte del fungicida que nosotros agregamos a la semilla queda en las inmediaciones de la semilla y controla los patógenos que habitan en el suelo. Esto es importante porque ofrece la posibilidad de controlar enfermedades en los primeros estadios del cultivo.
P- ¿Es lo mismo cualquier curasemilla? R- No, no es lo mismo. Aquí hay que tener en cuenta dos aspectos: Primero los patógenos que pueden causar enfermedades en los primeros estadios del cultivo, patógenos que causan problemas en la raíz o en el cuello de la pequeña plántula, como puede ser fusarium o pietín y patógenos que afectan la producción de semillas como las caries o los carbones. También hay que considerar que los fungicidas sistémicos ofrecen mayor período de protección a la plántula además de tener una mayor especificidad. En este aspecto hay que ser claro, el productor necesita del asesoramiento profesional, ya que no todos los curasemillas controlan a todos los patógenos. Si nosotros elegimos mal el curasemilla no se va a lograr control, por eso hay que tener cuidado con el curasemilla que se elige.
P- ¿Es lo mismo utilizar el curasemilla para aquellos cultivos de siembra convencional, que para los de siembra directa? R- En realidad no. Si bien los patógenos que causan problemas en los primeros estadios del cultivo, tanto en siembra directa como en convencional pueden ser los mismos. Normalmente para las mismas condiciones climáticas el desarrollo de patógenos en siembra directa es bastante más grande que en siembra convencional. Esto trae como consecuencia que, si bien nosotros podemos elegir el curasemillas para el mismo espectro de control de enfermedades, normalmente trae aumento de dosis en los curasemillas para lograr efectos a más largo plazo. Paralelamente esto trae un problema en la elección del curasemilla. En este sentido debemos recurrir al asesoramiento porque no todos los curasemillas que existen en el mercado permiten aumentos considerables de dosis. En este sentido se presentan problemas en cuanto al balance entre el aumentar la dosis de curasemilla y evitar los posibles problemas de fitotoxicidad que ocurre en la misma semilla, lo cual va a traer aparejado anormalidades en el desarrollo del cultivo.
P- ¿La adopción de la técnica del curado de la semilla ha tenido aceptación por parte del productor? R- Hace unos cuantos años atrás eran pocos los productores que curaban la semilla previo a la siembra. Hoy en día es muy poco aceptable no pensar en un buen curado de la semilla previo a la siembra porque es una de las prácticas más recomendables para partir con un cultivo sano y con un buen stand de plantas.
P- ¿Cuánto tiempo antes de la siembra hay que curar la semilla? R- En esto no hay nada determinado para nuestras condiciones. Puedo curar la semilla mucho antes de la siembra, siempre y cuando pueda darle a esa semilla un buen almacenamiento. Cualquier alteración tanto en temperatura como en humedad que la semilla pueda sufrir haría que se ponga en marcha el metabolismo de la germinación de la semilla y una mayor acción del fungicida en contacto con la semilla. Esto puede causar la aparición de malformaciones en el cultivo.

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* Contexto histórico de la cría de ovinos - Ing.Agr. Carlos Solanet - INTA EEA Balcarce
Si bien en la década del '60 comenzó la disminución drástica de las majadas, no debemos dejar de tener en cuenta al ovino como un buen negocio. En esa década estábamos entre los tres principales productores de lana del mundo, pero hubo una baja de precio importante de la lana, sobre todo por la irrupción en el mercado de las fibras sintéticas, y nuestra producción pasó de 200 mil toneladas en ese momento a 60 mil hoy en día. A esto se le agregó, la presencia de la Aftosa que imposibilitó la venta de carne con hueso a la Unión Europea y más específicamente a Gran Bretaña, perdiéndose otra entrada para el productor ovino como era la venta de carne de cordero. Los productores comenzaron a liquidar sus majadas y reemplazar ovinos por otros tipos de producción. La zona que más sintió la liquidación de cabezas, fue la provincia de Buenos Aires donde hubo una variedad de alternativas que fueron reemplazando la producción ovina. No sucedió lo mismo en la Patagonia, donde el ovino es una monoproducción, y en mesopotamia donde la cría de ovinos y bovinos es una práctica arraigada. Dicho esto, se pensaría que la producción ovina en la provincia de Buenos Aires no existe, y esto no es estrictamente así. Hoy tenemos aproximadamente un millón y medio de cabezas. Muchas de estas majadas son de autoconsumo de los establecimientos, aunque algunas pasan esta categoría y se pueden llamar "comerciales". Al ovino el productor lo tiene que ver como una buena alternativa siempre y cuando haga un manejo intensivo, de esta manera será una producción interesante dentro de lo que es el ingreso de una empresa agropecuaria. El INTA tiene desarrollada tecnología para hacer un manejo intensivo que nos dé alta producción por hectárea, y se puede tener una rentabilidad parecida a la producción de vacunos. Las razas con que cuenta el productor son buenas, de doble propósito. Esto no quita que se pueda mejorar incorporando razas que vienen seleccionándose para la producción de carne.

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* Especies adecuadas para la implantación en bajos inundados - Ing. Carlos Esparrach INTA EEA Balcarce
No todo los campos son adecuados para la implantación de especies forestales ¿Hay algún tipo de especie apropiada como para implantar en bajos inundados? Nosotros hemos estado desarrollando una serie de ensayos con diversas especies y variedades. En el sudeste de la provincia de Buenos Aires se adapta perfectamente el Eucalyptus globulus, con el cual obtenemos buenos rendimientos en madera. También hay otros eucaliptos como el Eucalyptus viminalis, para el Oeste bonaerense, que tiene la propiedad de resistir grandes fríos, resiste hasta 15 grados bajo cero, tiene madera blanca por la cual es demandado por el mercado. En la depresión del río Salado hay muchos sectores de campo que son inundables para los cuales hemos hecho ensayos de Sauces fundamentalmente. En el campo de la productora Susana Sánchez, se está llevando a cabo un ensayo con 4 clones de Sauces, Americano, 131-25, 131-27 y Salix nigra 4. Luego de 4 años de instalados estos ensayos, se ha comprobado que el Salix nigra 4 es el único que ha sobrevivido a condiciones de extremo sitio, con condiciones totalmente adversas. Se han instalado en bajos inundables con agua permanente, incluso en pajonal con espadaña, y sobrevive. ¿Cuáles son los objetivos que se persiguen con la realización de los ensayos? Se trata de encontrar una especie que prospere en lugares que no se pueden aprovechar para otras utilidades, sin preparación previa de la tierra y soportando las extremas condiciones del lugar. Por otro lado se trata de cambiar las condiciones del suelo y la vegetación, ya que el sauce está compitiendo con la espadaña, disminuyéndola en su vigor y haciendo que comiencen a aparecer otro tipo de pastos. Testimonio de la productora Susana Sánchez ¿Cómo ve Usted la integración entre la actividad forestal y la ganadería de cría ? Creo que son dos actividades que no se superponen y que pueden ser usadas simultáneamente, no por el momento pero a la larga sí. La idea de establecer sauce en los bajos es que son zonas de relieve cóncavo que contínuamente tienen entre 30 y 70 cm de agua, y un suelo así no puede progresar. La idea de implantar árboles es usar el árbol como una biobomba, por eso se eligió plantaciones densas de 3 m. por 3 m. para tener más bombas por unidad de superficie, ese es uno de los aportes del árbol. El otro aporte del árbol es el gran volumen de materia orgánica de un mantillo leñoso de calidad que llega a quelar las sales de este suelo. De esta manera estamos quitando el agua y las sales. También ha ocurrido un cambio en la composición de las especies, la espadaña ha ido retrocediendo dejando paso a nuevas especies de mejor valor forrajero, lo que hace pensar en un posible pastoreo con vacas. ¿Qué la motivó a Usted a integrarse a este ensayo? No me resigno a decir que tengo 140 hectáreas de desperdicio en el campo, no puedo expandirme en superficie así que ¿por qué no pensar en mejorar mis malas superficies?. Yo ya he ido mejorando las buenas superficies, intentando siembras directas, haciendo un manejo más conservacionista de la cosa. Entonces me parece que la presencia del árbol me va a ayudar a mí en estas superficies donde no entra un tractor, ni la vaca. Para que deje de ser una superficie totalmente desaprovechada.

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