Calidad Industrial, Rendimiento y Sanidad de la Soja en la Región Central del País - Campaña 2000/01
La superficie implantada con soja en la campaña 2000/01 ocupó 10.350.000 hectáreas, estableciéndose un nuevo récord de área sembrada. La mayor superficie en la historia agrícola argentina para esta oleaginosa, que fue superior en un 18,4 % a lo verificado en el ciclo anterior. La estimación de cosecha asciende a la cifra de 25,85 mill./ton, siendo el rinde promedio nacional de alrededor de 25 q/ha.
Para la concreción del área mencionada contribuyeron fundamentalmente tres aspectos del cultivo: la adaptación a un amplio rango de ambientes, la mayor rentabilidad relativa y la simplificación de la producción del cultivo, características que se vieron potenciadas en los últimos años a partir de la siembra directa y los cultivares tolerantes a glifosato (RR).
La mayor rentabilidad relativa del cultivo determinó que se destinaran a la siembra de soja lotes que tradicionalmente se implantaban con otros cultivos tales como girasol, algodón, arroz, etc. Además, la soja expandió la frontera agropecuaria a suelos con capacidades de uso inferiores a las tradicionalmente recomendadas
La utilización de cultivares RR permite simplificar y abaratar el control de malezas, que es el componente más importante del costo de producción del cultivo. Cabe destacar que la siembra directa y las sojas RR permitieron además incrementar la escala de producción, lo que ha contribuído a que productores de la región núcleo expandan su superficie de siembra hacia las regiones norte, sur y oeste, acelerando la incorporación de los últimos avances tecnológicos a todas las regiones de producción del país.
En la zona núcleo sojera, donde hay muy buena disponibilidad de cultivares RR de grupos de madurez (GM) III al VI, los mismos ocupan más del 95 % de la superficie, y al norte del país, que es donde más se demoró la aparición de cultivares RR en los GM VII, VIII y IX, este porcentaje por el momento es menor.
Se observa una marcada tendencia a usar sojas de GM cada vez más cortos en todo el país, sobre todo en las zonas de mejores suelos y mejor distribución de lluvias. En el sudeste de Córdoba se pasó de un predominio de grupos V y VI a un predominio de los IV.
Un poco más al oeste, donde hay más limitaciones de agua en los suelos, predominan las de grupos V y VI sobre las de GM IV.
En las campañas con mayores lluvias hay tendencia a aumentar la superficie de soja de ciclo corto y cuando las lluvias no acompañan se mantiene la tendencia de los grupos V y VI dominando sobre los cortos.
Un informe del Departamento de Agricultura de los EE.UU. destaca el aumento del área sembrada con soja de segunda en los últimos tres años, con un pico máximo de 2,6 millones de hectáreas en esta campaña, es decir, un 26% del área total de soja.
Continuando con el relevamiento que se realiza anualmente a la cosecha, el personal del Laboratorio de Calidad de Cereales y Oleaginosas de la EEA Marcos Juárez realizó un muestreo en acopios y cooperativas de la zona núcleo sojera, con el objeto de conocer la calidad industrial y la sanidad de la presente campaña. Las muestras fueron tomadas de los conjuntos de las descargas diarias, representando 860.000 toneladas.
Las condiciones climáticas que se presentaron fueron bastante atípicas. La implantación con frecuentes lluvias, sobre todo en el mes de noviembre y en algunas zonas también en los meses de octubre y diciembre, permitieron alcanzar un crecimiento mayor que lo normal para la soja de primera.
Durante el mes de febrero las temperaturas fueron superiores al promedio, las que estuvieron acompañadas por la ocurrencia de estrés hídrico en las zonas centro, oeste y norte de la región central del país entre el 12 de febrero hasta el 2 de marzo. A partir del mes de marzo ocurrieron precipitaciones superiores al promedio y/o días con alta humedad relativa, que retrasaron la cosecha.
La soja de segunda sufrió los efectos de la sequía entre los meses de diciembre y febrero según la zona y con abundantes precipitaciones a partir del mes de marzo.
En las campañas con mayores lluvias hay tendencia a aumentar la superficie de soja de ciclo corto y cuando las lluvias no acompañan se mantiene la tendencia de los grupos V y VI dominando sobre los cortos.
El panorama climático de la campaña determinó que los rendimientos fueran decrecientes de este a oeste de la región central del país, respetando la tendencia normal. Recordemos que la misma fue inversa la campaña pasada.
Los menores rendimientos se lograron en el centro-sur y sudoeste de la provincia de Córdoba (12 a 30 q/ha). En algunas situaciones la soja de segunda alcanzó mayor rendimiento que la de primera, al aprovechar mejor las precipitaciones ocurridas a partir del mes de marzo.
En tanto que en el centro-norte, norte y extremo este de la provincia de Córdoba, alcanzaron niveles iguales ó superiores al promedio. En función de las precipitaciones ocurridas en los meses de diciembre y enero, se acentuó o amortiguó el estrés hídrico ocurrido durante el mes de febrero, con diferencias marcadas entre zonas muy próximas.
Entre las localidades de Marcos Juárez y Monte Maíz (distantes a 70 Km) se produjo una reducción paulatina de los rendimientos promedios por este motivo, con lotes de rendimientos máximos de hasta 50 q/ha en proximidades de Marcos Juárez y rendimientos mínimos de 5 q/ha en proximidades de Monte Maíz.
En el centro-sur y sur de Santa Fe, norte de Bs.As., centro y sur de Entre Ríos tuvieron niveles de rendimientos dentro del promedio ó superiores. En el centro-norte de Santa Fe y norte de Entre Ríos, la mayor incidencia del estrés hídrico determinó la obtención de rendimientos con niveles iguales ó inferiores al promedio.
La soja en el campo es afectada por un gran número de enfermedades fúngicas, las cuales causan mermas tanto de rendimiento como de calidad de semilla.
Durante la presente campaña, debido a la ocurrencia de condiciones ambientales anormales, la incidencia de hongos en la semilla cosechada fue muy elevada, disminuyendo nuevamente la germinación, tal como ocurrió durante la anterior campaña. Las cosechas que se realizaron más temprano como las muy tardías fueron las que presentaron los mayores problemas.
Entre los hongos detectados en las muestras analizadas durante la presente campaña se encuentran en mayor cantidad: Fusarium spp. (71% de las muestras) y Alternaria spp. (87% de las muestras). La podredumbre de semillas por Phomopsis spp. se detectó en el 53 % de las muestras.
En cambio el género Aspergillus se presentó sólo en el 44% de las muestras. Otro hongo detectado fue Cercospora kikuchii (85% de las muestras), causante de la mancha púrpura de la semilla. A diferencia de Phomopsis spp. y de otros hongos de semilla, su incidencia no aumenta si la cosecha se demora.
La podredumbre carbonosa del tallo (Macrophomina phaseolina), un hongo de típica acción secundaria, fue una enfermedad observada en muchos lotes durante la presente campaña, debido a las altas temperaturas y el gran estrés hídrico que se presentó en amplias zonas sojeras. Es por dicha razón que este año este hongo también se pudo observar en semilla en el 26% de las muestras.
En cuanto al poder germinativo el promedio obtenido de todas las muestras recolectadas fue de 73%, levemente superior al de la campaña 1999/2000. Los poderes germinativos más bajos se encontraron en las localidades de Ordóñez, Etruria y Ucacha con 32%, 42% y 41% respectivamente, mientras que los más altos en Carabelas, San Jerónimo y Firmat con 100%, 99% y 98%, respectivamente.
Nuevamente la calidad de la semilla obtenida durante la presente campaña no es buena, por lo tanto se aconseja el tratamiento de éstas con fungicidas curasemillas. El tratamiento de semillas con fungicidas, además de controlar patógenos importantes transmitidos por ellas, es una práctica eficiente para asegurar poblaciones adecuadas de plantas, cuando las condiciones de suelo y clima durante la siembra son desfavorables para la germinación y emergencia de la soja, dejando la semilla expuesta por más tiempo a hongos de suelo.
Esta situación trajo al comienzo de la industrialización de la presente cosecha, seria preocupación en la industria aceitera y exportación, al presentar el aceite alto contenido de clorofila dándole un color semejante al aceite de oliva. Esto generó confusión ya que no se había observado con anterioridad, generando rechazos en la exportación porque el nivel de clorofila excedía el límite de tolerancia máximo de 2 ppm, llegando en algunos casos hasta 10 ppm o más según el método.
El porcentaje de granos verdes se fue atenuando con el ingreso de la soja de primera de zonas menos afectadas por el estrés hídrico y la de segunda.
En lo que se refiere a contenido de proteína, ésta generalmente se correlaciona en forma opuesta con rendimiento, esperándose a mayor rendimiento menor proteína. Con aceite la correlación es positiva, por lo que a mayor rendimiento en grano es de esperar mayor contenido de aceite.
En esta campaña, en la mayoría de las zonas muestreadas se cumplió esta relación, salvo en algunas localidades como Santa Eufemia (41,1 % y 22,6%), San Marcos (41,3 % y 22,2 %), Bell Ville (41,2% y 22,9%) y Ballesteros (41,3% y 22,1%) donde los porcentajes de proteína fueron altos sin presentar una marcada caída el contenido de aceite.
El promedio del contenido de proteína de las muestras evaluadas fue de 39.7%, levemente superior a la campaña 99/00 que alcanzó un 39.3%. Los valores máximos fueron de 41.3% en las localidades de San Marcos y Ballesteros y de 41.2 % en Ordóñez y Bell Ville. El mínimo fue de 38.4 % en Los Molinos.
Con respecto al contenido de aceite, se obtuvo un valor promedio de 23.2%, lográndose un incremento de alrededor de 1% en relación al promedio obtenido en la campaña anterior (22.3%). Los máximos valores se presentaron en las localidades de Las Rosas y Totoras con 24.2% y en Casilda con 24.1%. El menor valor se presentó en Ordóñez con 20.5%.
Las muestras recolectadas en las localidades de La Carlota, Santa Eufemia, Etruria, Idiazábal, Ordóñez y Pascanas presentaron un aspecto de regular a malo con granos muy dañados y arrugados, debido a las condiciones climáticas adversas ya comentadas.
Este año se presentó favorable para la industria aceitera desde el punto de vista de cantidad de aceite ya que el contenido de aceite de las muestras evaluadas fue alto, en comparación con años anteriores.
Información resumida del informe publicado por Martha Cuniberti, Rosana Herrero (Laboratorio de Calidad de Cereales y Oleaginosas), Silvia Vallone y Héctor Baigorri (Grupo Soja), técnicos del Area Mejoramiento Genético Vegetal del INTA Marcos Juárez