Fertilización del Cultivo de Soja

Debido a su contenido de proteínas, el cultivo de soja es uno de los más extractivos de la región pampeana. Se destaca por su consumo, no sólo de Fósforo (P) sino de los otros elementos principales, Potasio (K), Azufre (S), Magnesio (Mg), y aún Nitrógeno(N).

Desde el punto de vista energético, las proteínas y aceites de soja tienen igual o mayor valor biológico que los hidratos de carbono de los cereales a pesar de las diferencias en rendimiento (7-8 t/ha de maíz, 3-4 t/ha de trigo en invierno; contra 3-4 t/ha de soja). Producir soja requiere mayor energía metabólica que los cereales.

Los balances de N del sistema suelo-soja realizados en diferentes ensayos indican valores de variada magnitud pero casi siempre negativos. Se ha demostrado que la fijación biológica no satisface nunca más del 40-50% de las necesidades de la planta. En el cuadro 1 se muestra el promedio de nutrientes exportado por cada tonelada de granos de soja cosechada, según varios autores .


Cuadro1:Exportación de nutrientes por los granos de soja.

Kg / t de grano cosechados

NUTRIENTE

PROMEDIO

RANGO CITADO

N

54,0

51 - 58,8

P

5,4

4,3 - 6,4

K

15,7

11,2 - 18,7

Ca

2,3

1,9 - 3,0

Mg

2,3

2,0 - 2,5

S

3,4

2,4 - 5,4

g/t de grano cosechado

B

26,0

20 - 34

Cu

12,0

10 - 15

Fe

131,0

70 - 219

Mn

25,0

18 - 30

Mo

4,5

4 - 5

Zn

39,0

30 - 47

Flannery(1989); Yamada (1998); Bundy & Oplinger (1984);Tanaka et al.(1993); EMBRAPA (1998).


La gran extracción de los cultivos, sumada a la baja reposición que históricamente se ha hecho en ellos, han resultado en la degradación de los suelos, especialmente aquellos con más frecuencia de soja en la rotación agrícola.

En los últimos años se ha generalizado la fertilización de los cereales, porque responden en mayor magnitud a los agregados externos de nutrientes, pero la necesidad de fertilizar también a la soja se presenta con fundamentos cada vez más consistentes.

Este cultivo, como cualquier otro,  responde a un suelo fértil,  pero también existen suficientes evidencias sobre la conveniencia económica de fertilizarlo. Cuantificando adecuadamente la oferta del suelo para una soja de alto potencial de rendimiento, la diferencia necesaria para llegar a su demanda teórica debería agregarse por fertilizantes. Esto evitaría que el suelo se viera obligado a "mineralizar" parte de su Materia Orgánica para proveer esa diferencia

NITROGENO

Generalmente no se ha recomendado el uso de N en soja en la creencia de que este elemento produce efectos no deseados: inhibición de formación de nódulos y excesivo desarrollo vegetativo que favorece vuelco, enfermedades y hasta mayor evapotranspiración. En realidad estos efectos se favorecen cuando el agregado de N se realiza en etapas vegetativas tempranas.

Si bien la fertilización nitrogenada de soja despierta numerosas controversias, muchos investigadores apuestan a la gran proyección que tendrá esta práctica en un futuro cercano, cuando se considere un balance de todo el sistema agrícola en el que deben entrar los cereales y las oleaginosas.

La soja se caracteriza por tener una elevada removilización de nutrientes desde estructuras vegetativas al grano.

En cuanto a la inoculación de los cultivos de soja práctica, casi abandonada durante varios años, está demostrando su potencial en ensayos de la región, incrementando los rendimientos en base a un mayor número de nódulos logrados en raíz principal, y a nuevas cepas empleadas en los inoculantes modernos. Los incrementos obtenidos dependen de la condiciones ambientales y de aplicación pero pueden ascender hasta 350 kg/ha, según ensayos realizados en el INTA Marcos Juárez en la campaña 2000/2001.

FOSFORO

En la región pampeana hay una alta proporción de lotes con algún grado de deficiencia de fósforo. Evaluaciones realizadas en los departamentos del sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires detectaron un 34 % de muestras con niveles menores a 15 ppm (Método Bray y Kurtz).

Su uso en el cultivo de soja aun no es generalizado posiblemente debido a la falta de respuestas espectaculares a su aplicación. La deficiencia causa restricciones en el crecimiento de las raíces y de la planta, limitando el potencial de rendimiento.

Normalmente se usa el valor de 10 ppm de fósforo extractable como umbral crítico para decidir la fertilización. En un análisis de 65 ensayos de fertilización con P, Melgar R. en 1996 detectó incrementos de 355; 214; y 34 kg/ha cuando se fertilizó la soja en suelos con niveles inferiores a 9 ppm, de 10 a 14 y mayores de 15 ppm, respectivamente. Casi todas esas experiencias fueron en labranza convencional por lo que en Siembra Directa pueden darse diferentes resultados y el nivel crítico puede considerarse mayor.

Según los datos de la Red de ensayos conducidos por el proyecto “Fertilizar-INTA” durante la campaña 2000-01 ese nivel crítico por debajo del cual hay respuestas parece ser de 21 ppm .

La forma de colocación del fertilizante tiene gran importancia en la eficiencia de uso de este nutriente. Se conoce que la aplicación del fósforo tiene mayor eficiencia cuando se coloca concentrado en bandas que cubren sólo el 2,5% del volumen de suelo. (cuadro 2).


Cuadro 2: formas de aplicación de P y rendimiento de soja

FORMA DE APLICACIÓN

RENDIM.

INCREMENTO

TESTIGO

2712

---

VOLEO (100% del volumen)

2949

8,5%

FRANJA DE 30 cm (50% del volumen)

3065

13%

FRANJA DE 20 cm (30% del volumen)

3196

17,5

BANDA al COSTADO (2,5% del vol.)

3222

19%

BANDA al COSTADO y ABAJO (2,5%vol)

3291

21,5%

       Jorge Fariña Nuñez (1997)
 
AZUFRE

En rotaciones agrícolas bajo Siembra Directa, gracias a la fertilización regular de las gramíneas con N y P se obtienen altas producciones. Estas situaciones, por desbalance, han inducido la deficiencia de Azufre (S). La fertilización con este elemento ha comenzado a mostrar un alto impacto en la producción de soja siguiendo a trigo, o como único cultivo.

Debido a la participación en proteínas estructurales de la planta es que su disponibilidad debe ser adecuada desde la germinación misma. La deficiencia de S en soja puede reducir la síntesis de las enzimas que forman parte del aparato fotosintético. Se considera también que debido a la estrecha relación entre el metabolismo del S y del N, las deficiencias del primero afectan la asimilación y concentración de N en las hojas.

Los síntomas en deficiencias severas se presentan como colores verde pálido en hojas nuevas, ramilletes florales expuestos sobre la canopia por el pobre desarrollo de las hojas terminales y menor crecimiento de las plantas.

En numerosas experiencias conducidas en el centro sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba, fertilizando con S a la soja como único cultivo o al trigo que la precedía, se han obtenido resultados interesantes desde el punto de vista económico.

Lamentablemente los análisis de suelos no son tan precisos para el azufre como lo son para indicar deficiencias de otros nutrientes. La información disponible hasta hoy considera que un nivel de 10 ppm de S de sulfatos sería indicativo de respuesta. Este nivel crítico no sería extrapolable a suelos con más materia orgánica que los de nuestra región.

Según algunos investigadores, al mejorar el ambiente edáfico mediante la fertilización debe hacerse un cambio de las variedades sembradas para evitar excesivo crecimiento y vuelco. Por eso se considera conveniente el diagnóstico de fertilización de S en base al tipo de ambiente que presenta respuestas más frecuentes. Los ambientes de posible respuesta pueden ser los degradados (lotes erosionados con pérdida de horizonte A, lotes con muchos años de agricultura y/o muchos años de soja, lotes con niveles de materia orgánica mucho menores a su condición original) o los de buena productividad (lotes con siembra directa o con altos rendimientos acumulados -con fertilizaciones de N y P-)

Las recomendaciones más frecuentes tienden a aplicar el S en el cultivo de trigo para aprovechar en la soja el efecto residual. También pueden hacerse aplicaciones directas, debiendo usarse en estos casos las formas solubles.

MICRONUTRIENTES

En la medida que los nutrientes primarios y secundarios sean ajustados y repuestos al suelo con mayor precisión, se presentarán deficiencias en los micronutrientes. Si bien las demandas de estos elementos son muy bajas como puede verse en el Cuadro 1 debe considerarse que sus disponibilidades en el suelo son también muy bajas. Análisis de suelos de la región pampeana indicarían al Boro, Magnesio, Zinc, Molibdeno y Cobre como elementos a tener en cuenta. Los análisis foliares de la última hoja expandida en floración parecen ser buenos en el diagnóstico de suficiencia porque dan idea de la capacidad de ese suelo de mantener bien nutrida a la planta.


En los últimos años se vienen realizando experiencias para evaluar el efecto de estos nutrientes no tradicionales en el cultivo de soja y no han demostrado una alta eficiencia. Esto se debe seguramente a los deteriorados niveles de los nutrientes principales que, junto al agua, son los que limitan por ahora, la producción.

Sólo una fertilización balanceada va a ayudar a capitalizar el aporte de residuos de los cultivos y su incorporación como parte estable de la MO del suelo. Mientras la extracción de los cultivos sea mayor a los aportes de nutrientes externos la degradación de los suelos continuará en forma proporcional a ese saldo negativo.

Comunicaciones INTA Marcos Juárez


Resumen del trabajo "Fertilización del Cultivo de Soja", realizado por los Ings. Agrs. Carlos Galarza, Vicente Gudelj y Pedro Vallone, técnicos del Area Suelos y Producción Vegetal del INTA Marcos Juárez. Soja: Resultados de Ensayos de la Campaña 2000/2002 (Tomo 2). Información para Extensión nº69. INTA Marcos Juárez. Septiembre 2001. bibjua@inta.gov.ar